Amado Hernandez, una vida a la carrera.
No hay nadie en la Yunta y alrededores que no sepa quién es Amado, el Bombero, y es que más allá de sus logros y hazañas, Amado es una de esas personas que calan hondo por su alegría de vivir y calidad humana.
Amado Hernandez López nació en la Yunta en 1952, y pasó aquí su primera infancia y niñez.
Cómo en tantas y tantas familias de aquel entonces nuestros padres querían para nosotros algo mejor que la dura vida del campo, en unos años en los que la mecanización aún era incipiente, incierta y al alcance de unos pocos. Por eso nos enviaban a los curas, en la esperanza de que, si no resolvíamos nuestra vida de forma definitiva vistiendo sotana, al menos los años de formación nos darían oportunidades de encontrar un trabajo más descansado y de jornal menos incierto que el de nuestros progenitores.
Amado recaló en los Escolapios, primero en Peralta de la Sal y más tarde en Zaragoza, en el barrio de San Gregorio, sometido a la disciplina y enseñanzas de diferentes maestros: los padres Garralda, Domeño, Riaño, Olegario, Subías, Gimeno, Lehoz y Comín, entre otros.
Cuando dejó el colegio de los Escolapios no pasó por la universidad, y sin embargo no hay nadie en La Yunta con tantas carreras como tiene Amado en su haber.
En Peralta comenzó a correr, y su atlética figura destacaba sobre sus compañeros en agilidad. Corría que se las pelaba, como decimos por aquí, de modo que los Escolapios lo animaron a participar en algunas carreras en la zona de Barbastro, al tiempo que era requerido para entrenar a corredores alevines y juveniles.
Siendo un deportista nato, no debiera sorprendernos saber que con su bicicleta de carreras, la primera que recordamos haber visto en el pueblo con las ruedas estrechas y el manillar como los que se veían en el Tour de Francia, cubría el trayecto de Zaragoza a La Yunta, subiendo los puertos de Paniza y Santed, como quien sube a las terreras de la fuente.
Sus éxitos deportivos son tantos que a buen seguro muchos de ellos se nos pasarán por alto. A continuación iremos detallando aquellos de los que hemos obtenido datos, bien por recortes de prensa de la época, bien por lo que nos han contado familiares y amigos de Amado.
Estando todavía en los Escolapios consiguió su primera victoria en 1973, en el Cross San José de Calasanz, en Barbastro.
Con más vocación por el atletismo que por la sotana, dejó los Escolapios, paso una corta estancia en Cervera (Lleida) y acabó recalando en Barcelona, donde acabó manifestándose todo su potencial, iniciando una fecunda etapa de triunfos en diferentes carreras, no solamente en tierras catalanas.
En breve, desde esta plataforma volveremos a redescubrir los éxitos deportivos de nuestro querido Amado. Si quieres conocer sus gestas deportivas, no pierdas de vista la sección de Yuntanos Singulares. Cómo aperitivo, te dejamos el recorte del periódico Nueva Alcarria del 5 de febrero de 1977 dónde encontramos una de las primeras reseñas en prensa escrita.